17 jul 2013

Extensión: Por una ciencia de cara a las necesidades del pueblo

Gisele Ferreyroa

“Nuestro régimen universitario –aun el más reciente- es anacrónico. Está fundado sobre una especie de derecho divino; el derecho divino del profesorado universitario. Se crea a sí mismo. En él nace y en él muere. Mantiene un alejamiento olímpico. La Federación Universitaria de Córdoba se alza para luchar contra este régimen y entiende que en ello le va la vida.” (Proclama de la Reforma Universitaria, Córdoba, 1918).

A partir de esta proclama comienza a discutirse la necesidad de tareas de extensión en la Universidad, incorporándose finalmente al Estatuto Universitario: La Universidad, además de su tarea específica de centro de estudios y de enseñanza superior procura difundir los beneficios de su acción cultural y social directa, mediante la extensión universitaria.” (Estatuto Universitario. Base V)

Desde hace ya varios años muchos docentes y graduados, junto a estudiantes de la FCEN, trabajamos para mostrar día a día que otro tipo de ciencia y trabajo de extensión es posible.  Entendemos que nuestra tarea debe partir de la práctica, poniendo nuestros conocimientos para la resolución de las necesidades concretas del pueblo, trabajando en conjunto en un camino de lucha por una solución de fondo. Al mismo tiempo vamos dando el debate sobre nuestra práctica científica de todos los días. Ejemplos de esto son el trabajo que realizamos junto a muchos otros compañeros de distintas carreras  y disciplinas de la Facultad en el grupo de extensión Taller de Aguas y en el grupo Viaje al Chaco, junto a organizaciones del conurbano bonaerense, organizaciones de campesinos pobres y de pueblos originarios de Chaco.

Sin embargo, actualmente en la FCEN, así como en la Universidad, muchos de los contenidos que se enseñan en las materias y también la práctica científica, se enmarcan en un punto de vista particular sobre la ciencia. Este punto de vista se basa en una carrera científica que es evaluada principalmente por las publicaciones que se realizan en revistas prestigiosas, de nivel internacional, en general alejadas de lo que puede representar una investigación relevante para resolver necesidades de nuestro pueblo. Por otra parte, la visión hegemónica de la extensión, actualmente  impulsa con mayor prioridad la gestación de empresas y la divulgación, como si ese fuera el único tipo de vínculo que se puede generar. En este marco, la figura que se le da a la “extensión universitaria” es la de una Universidad que se extiende hacia fuera, hacia el pueblo, haciéndoles conocer lo que en la FCEN se investiga (lo que suele entenderse como divulgación) o asistiéndolos para resolver un problema particular, pero sin dar una solución de fondo a partir de un análisis y/o desarrollo científico-tecnológico.

Pero no debemos ser sordos ni ciegos. Son muchísimos los pueblos y barrios que necesitan de científicos que trabajen sobre la problemática ambiental, que desarrollen filtros para poder tomar agua pura, que se estudie y de una solución a la problemática de la basura, que se desarrollen vacunas y se atiendan las enfermedades endémicas como el Chagas, que se desarrolle una agricultura sustentable y finalmente la tierra sea de quien la trabaja. Toda la sociedad, con sus diversos sectores y actores, demanda que las universidades entren en conversación y sintonía con sus pueblos y que les lleguen más directamente no sólo con nuevos profesionales, sino que éstos sean, ante todo, verdaderos ciudadanos con ciertas destrezas y competencias; que se ofrezcan propuestas, proyectos y programas para sacar adelante a los países y que el trinomio Estado-Sociedad-Universidad realice una verdadera discusión y trabajo entre pares (...)[González, 2001, 2004; Tünnermann, 2003]. 

A continuación, entrevistamos a Alcira Trinelli, integrante de agrupación independiente de graduados, docente y doctora de la Facultad, en relación a su experiencia en proyectos de extensión en la FCEN:



¿Por qué empezaste a realizar tareas de extensión?
Comencé a trabajar en el Taller de Aguas a principios del año 2006 y una vez andando en el camino de la extensión entendí la importancia de aplicar directamente lo que yo sabía para solucionar un problema concreto de una población marginada.

¿Qué rol le das a la extensión en la universidad, por qué creés que es importante?
La extensión tiene que ser volcar la universidad hacia el país completo, llegando a quienes no tienen acceso y comprendiendo sus problemas concretos, dar soluciones a problemas nacionales y populares. Creo que es fundamental para contribuir al crecimiento como país que atendamos desde acá las cuestiones de todos.

¿Cómo se relaciona esto con los contenidos de las materias que estudiamos y con el trabajo científico que hacés día a día?
Es difícil encontrar materias que incluyan prácticas de extensión, a nosotros como docentes en los concursos nos hacen rendir prácticas que se publican en el Journal of Chemical Education, es decir, una revista hecha por y para Estados Unidos. En mi trabajo del día a día he tratado de irme acercando cada vez más a temáticas que sirvan a la gente. Igual sigo lejos...

¿Qué cambiarías de la extensión que promueve hoy la Facultad?
Valoro que la Facultad tenga sus propios subsidios de extensión y sé que se ha avanzado en estos últimos años en la construcción de esta tarea pero me gustaría que los grupos de extensión con trayectoria tuvieran espacio propio y no tengan que ¨esconder¨ sus materiales en espacios de otros, y que la dedicación docente contemplara las tareas de extensión para que no tuviéramos que ver perjudicado nuestro rendimiento en investigación o nuestro tiempo libre y familiar para dedicarnos un poco a esto. También me gustaría que la valoración en los concursos diferenciara tareas de dirección de proyectos de extensión de charlas de divulgación por ejemplo ya que considero que son niveles de responsabilidad y capacidad diferentes. De esta manera contribuiríamos al crecimiento de la extensión, sino nadie se arriesga a dedicarse a esto porque no rinde para avanzar en la carrera científica. En cuanto a las convocatorias de proyectos veo tres puntos a mejorar: por un lado estaría bueno que los evaluadores de proyectos de extensión tengan probada experiencia en la materia. Como cuando te presentás a cualquier concurso docente o cuando te evalúan un proyecto de investigación, el que te evalúa tiene más del doble de experiencia que vos, así tendría que ser un evaluador de extensión con respecto al proyecto que está evaluando. Por otro lado me parece que estamos encarando mal la formulación de proyectos en general. El pueblo debe ser convocado a mostrar sus necesidades y después eso tendría que ser tomado por los grupos de extensión en las universidades, y no al revés. De la manera en que lo hacemos ahora somos los investigadores los que intentamos leer la realidad para detectar dónde se necesita nuestro trabajo, pero nos cuesta llegar a los destinatarios porque pertenecemos a otras clases sociales y vivimos en general desconectados. Tampoco tenemos el conocimiento de un sociólogo, psicólogo, etc para relacionarnos con la gente de una manera más efectiva. Por eso yo lo haría al revés, abriría las convocatorias al pueblo como preguntando - ¿en qué podemos ayudar? Y luego preguntar hacia adentro de la facultad -¿quién puede responder a esto? Finalmente creo que aparte de los proyectos de promoción, divulgación, de servicios que terminan siendo de espíritu caritativo y paternalista, se deben impulsar aquellos que reflejen la esencia de la extensión según fue concebida hace casi 100 años: dirigirla a los sectores más marginados, que acompañen un proceso comunitario solucionando un problema concreto, que lo asuma toda la comunidad universitaria desde alumnos hasta profesores.

¿Conocés ejemplos de otros países?
Bueno, en latinoamerica el concepto de extensión universitaria nace en Argentina con la reforma de Córdoba de 1918, por eso nosotros deberíamos ser el ejemplo! Yo creo que lo somos en varias temáticas. En Paraguay tienen un programa que está bueno para el último año de medicina para residencia en áreas rurales, también de huertas orgánicas familiares, fortalecimiento de la mujer en la participación ciudadana, producción de películas en zonas marginales.